viernes, 10 de diciembre de 2010

7 Con las botas puestas...

Los pies del senderista son su medio de transporte, el elemento a proteger: el senderismo es, ante todo, caminar


El tipo de calzado elegido dependerá del tipo de ruta a realizar y de la climatología; ante todo tiene que ser cómodo: habrá que andar durante muchas horas. El aislamiento también es un factor primordial. Para optimizar confort y aislamiento, equiparse con los calcetines apropiados resulta tan importante como la elección del calzado.
# Zapatillas deportivas: muy cómodas, son aptas para tiempo seco y caminos con superficie muy regular. Interesan los modelos con cojín de aire en el talón, y con buen dibujo de suela. Las zapatillas NO son adecuadas para rutas de montaña, su falta de rigidez no ofrecen ninguna protección a los tobillos ni a la planta del pie; tampoco ofrecen aislamiento al frío o la humedad.

# Botas ligeras: mejoran las características de las zapatillas. Se fabrican con Cordura©, un tejido resistente al roce y al desgaste, su caña alta protege algo más los tobillos, y el dibujo de su suela agarra mejor, pero al no ser completamente impermeables, sólo son aptas para el buen tiempo. Un modelo intermedio son las zapatillas para “raid” o aventura: son botas de caña baja muy ligeras, con la amortiguación para correr y la estabilidad, el agarre y la solidez de una bota de travesía-senderismo .


# Botas de Trekking (senderismo): este tipo de botas son las más apropiadas. Suelen estar confeccionadas en Cordura© forradas con Goretex© ( tejido sintético microporoso impermeable y transpirable).
Tienen todas las ventajas: resistentes, impermeables y cómodas, mucho más seguras y resistentes que las zapatillas y, a pesar de tener una suela rígida y caña alta para sujetar los tobillos, son mucho más cómodas que las de montaña. Son aptas para cualquier tipo de terreno.


Consejos para adquirir tus botas:
·          Compra tus botas durante la tarde, ya que los pies están un poco más hinchados que por la mañana.
·          Pruébate varios modelos y tallas para buscar la que mejor se corresponda a la forma de tu pie.
·          Pruébate la bota en ambos pies a la vez, ya que por lo general uno es más fuerte que otro.
·          Deben quedar ajustadas sin llegar a oprimir, por eso hay que probárselas con el tipo de calcetines que se usarán con ellas. Desátalas y coloca el pie lo más adelante posible dentro de la bota de modo que los dedos toquen la punta: debes poder meter un dedo en el espacio libre del talón. A continuación coloca de nuevo el pie normal, con el talón contra el contrafuerte trasero de la bota, y átala apretando al máximo pero que siga siendo cómoda. Debes sentir una buena sujeción del pie pero sin notar “puntos duros”, y los dedos deben poder moverse libremente.
·          Golpea el suelo con la punta; los dedos no deben tocar la puntera de la bota, ni siquiera durante el impacto. Prueba luego la bota bajando un plano inclinado para comprobar que los dedos no tocan la puntera.
·          El talón debe estar bien calado en la bota. Para controlar esta correcta sujeción del talón, camina sobre la punta de los pies o sube un plano inclinado. El talón debe moverse apenas. La sujeción del talón esencial para evitar las rozaduras y las ampollas.
·          No estrenes nunca las botas en una caminata larga; conviene ir acomodándose a ellas poco a poco, en varios paseos cortos en los que ir probando también los calcetines más adecuados.
·          Ponte los calcetines secos y limpios, que no formen arrugas; los pies limpios y secos con las uñas bien cortadas, si es necesario para durante la marcha a quitarte una arruga y evitar las ampollas.
·          Calcetines: actualmente interesan los modelos que absorben y evacuan la humedad con rapidez, reduciendo el tiempo de secado; suelen estar confeccionados con lana,, algodón polipropileno, acrílico, poliamida y elastán; en diferentes proporciones para absorber la humedad, evacuarla o  aislar del frio. Los modernos calcetines para senderismo incorporan fibras especiales como Coolmax®, Thermovyl®, etc.. así mejoran su impermeabilidad y transpirabilidad.

 Para evitar rozaduras también se pueden emplear dos pares, unos finos de algodón puro o con algo de fibra, que van en contacto directo con el pie y otros más gruesos de lana o algodón; lo importante es que no hagan arrugas y que estén limpios y secos al iniciar la marcha.

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